El cambio climático lleva años siendo un hecho, pero ahora ya es reconocido por los gobiernos como un problema real. Año tras año vemos cómo las temperaturas se vuelven más extremas y los fenómenos atmosféricos como huracanes, tornados, gota fría, inundaciones, desertificación son más violentos y generalizados. Como era de esperar, las consecuencias que estas catástrofes provocan no afectan de igual manera al conjunto de la población, siendo las capas más pobres y vulnerables las que ven sus hogares y cultivos destruidos con impotencia, obligadas a migrar, privadas de agua corriente y un largo etcétera.
Pero no solo sus consecuencias son desiguales, también la responsabilidad del cambio climático es profundamente desigual. Mientras las clases más populares sufren los estragos medioambientales, son las grandes empresas y fortunas (responsables de cuánto, cómo y para quién producimos) las que emiten la mayor parte del CO2 y otros gases de efecto invernadero, así como de contaminar mares, ríos y acuíferos subterráneos. Según los últimos estudios, el 71% de las emisiones son responsabilidad de las 100 empresas más grandes del mundo.
Es por ello que no debemos dejarnos confundir por los discursos “verdes” más institucionales o descafeinados que nos presentan la cuestión ecológica como un problema que reparte responsabilidades y soluciones a partes iguales y de manera individual. Debemos decir alto y claro que no son l@s trabajador@s obligad@s a desplazarse a su centro de trabajo todos los días quienes son responsables del cambio climático y que no será la suma de nuestras acciones individuales a la hora de consumir o gestionar nuestros residuos la que salvará al planeta de la catástrofe climática, sino nuestra acción conjunta y colectiva como clase trabajadora y nuestra apuesta por un control planificado y diferente de la economía lo que podrá solucionar este problema de carácter global.
Desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR apoyamos, participamos y construimos las diferentes movilizaciones desde esta perspectiva. Participaremos de la próxima huelga y movilización del 27 de septiembre para decir alto y claro que no queremos que un puñado de capitalistas a través de la propiedad de sus empresas decida el destino de nuestro planeta, nuestro ecosistema y el clima.
Necesitamos llevar estas movilizaciones desde las universidades e institutos a los centros de trabajo, por ello instamos a las organizaciones sindicales a que elaboren de manera conjunta una hoja de ruta de movilización que incluya la cuestión ecológica. Porque es precisamente en cada centro de trabajo donde una nueva economía de carácter sostenible se puede dar, junto con la movilización masiva en las calles que nos permita, como dicen en todo el mundo las manifestaciones, cambiar el sistema y no el clima. Un sistema económico, político y social sostenible y también libre de toda explotación y opresión para el conjunto de la humanidad.
Queremos un sistema que contraponga a la lógica capitalista, que consume recursos naturales y contamina como un círculo vicioso continuo para sacar más y más beneficios; una producción ecológicamente sostenible basada en cubrir las necesidades sociales y no en enriquecer a unos pocos a costa de nuestras vidas y el planeta. El mal llamado “capitalismo verde” y el cambio en los hábitos de consumo individuales no pararán el cambio climático. Frenar esta catástrofe pasa necesariamente por la planificación de la economía en torno a las necesidades sociales y a la sostenibilidad con el planeta y, por tanto, pasa por acabar con el sistema capitalista para poder realizar una verdadera reconversión ecológica.
El 27 de septiembre tod@s a la huelga y a las manifestaciones convocadas. Para salvar el planeta, el único camino es acabar con el capitalismo e imponer el control obrero de la economía para la reconversión ecológica.