
¡Tanto hemos escuchado acerca de que l@s trabajador@s en Gran Bretaña fueron ridiculizad@s por la muy reaccionaria primera ministra Margaret Thatcher en la década de los 80 que la explosión de huelgas este verano ha sido una verdadera bocanada de aire en esta atmósfera sobrecalentada y tóxica! Hacía 30 ó 40 años que no veíamos movimientos de huelga tan masivos. L@s emplead@s ferroviari@s se unieron a l@s trabajador@s de Correos mientras esperaban que l@s maestr@s y cuidador@s se involucraran. Londres llegó a estar paralizado. La clase obrera británica marca el tono de inicio de curso
Las escapadas y los escándalos del exprimer ministro Boris Johnson no deben ocultar el fondo de su política: extender la alfombra roja a los capitalistas para multar a la clase obrera… Tal como hará su sucesor, e igual que lo hacen Borne y Macron a este lado del Canal de la Mancha. Así que este es el ejemplo a seguir en el inicio de curso: ¡ponerse en huelga masivamente, reunirse en asambleas generales, manifestarse, bloquear la economía capitalista! Macron y MEDEF (patronal francesa) acaparan la riqueza que producimos la mayoría de nosotr@s, aunque para eso tengan que reducir a la miseria al planeta y a la mayoría de quienes lo habitan.
Aviones militares y jets privados: ¡es una guerra de clases!
De media, las empresas francesas tienen una huella de carbono global de 4,1 toneladas de CO2 cada vez que alcanzan los 1.000 euros de facturación, el equivalente a un vuelo París-Sidney en avión. Mientras se les atiborra generosamente de ayudas públicas, el líder de los aviones privados en Francia, VallJet, emite 19.000 toneladas de CO2 al año, ¡el equivalente a 300.000 veces la vuelta a la Tierra!
Pero los capitalistas están reaccionando menos al cambio climático que a los cambios en el equilibrio de poder entre las grandes potencias de Europa Occidental, Norteamérica, Rusia y China. En 2021, incluso antes de la guerra en Ucrania, los presupuestos militares ya habían superado los 2 billones de dólares. Los estados mayores repiten que hemos entrado en una economía de guerra, para justificar estos gastos por un lado y la extorsión de l@s trabajador@s por otro… Mientras 860 millones de personas viven con menos de 1,9 dólares al día.
Medios de producción, bancos, riqueza producida: el robo de los capitalistas es evidente, ¡detengámoslos!
Macron, Borne y toda su camarilla ya han anunciado su deseo de hacernos la vida insoportable: jubilación a los 65 años, clases sin profesor@s, hospitales sin sanitari@s, sueldos que nos pongan en rojo el día 10 de cada mes…¡basta ya! La emergencia no es mañana, es ahora. Hoy es cuando los gobernantes están destruyendo el planeta y nuestras vidas, cuando la mayoría de nosotr@s se mata en el trabajo los cacahuetes. Por tanto, es ahora cuando debemos actuar: ¡tenemos los números y la fuerza para bloquearlo todo! Sin ferroviari@s, sin trenes en marcha, sin mecánic@s ni personal a bordo, sin aviones volando, sin estibadores, sin mercancías viajando, sin carter@s, sin correo: ¡sin tod@s nosotr@s, no más a la carrera por sus ganancias!
El 29 de septiembre las organizaciones sindicales convocan una huelga interprofesional. Movilicémonos masivamente y manifestémonos de forma numerosa. Entre organizaciones políticas, sindicales y asociativas se discute una marcha contra la carestía de la vida para mediados de octubre. ¡Defendamos el aumento general de salarios, su vinculación con el aumento del coste de vida y la prohibición de los despidos!
No es, como dicen Jean-Luc Mélenchon y Olivier Faure, un referéndum sobre las superganancias lo que necesitamos: es alzar la voz, poner nuestras fuerzas en una lucha a la altura de la barbarie que nos impone el gobierno. ¡De ahora en adelante, hagamos del 29 de septiembre el punto de partida de un movimiento colectivo, de una huelga general que arrase con todo a su paso, para finalmente hacer posible que decidamos todo, en todas partes y en todo momento!