No por esperado, es menos significativo el hecho de la entrada al ejecutivo del PSOE en la Comunidad de Castilla-La Mancha, monitoreada por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, así como las reuniones de sus bloques parlamentarios, que viene a constatar la política de Podemos llamada por ellos mismos la posibilidad de un “gobierno alternativo” al PP, es decir un acuerdo de gobierno con el PSOE.
Esto unido a otros hechos, como la postura ante del referéndum catalán o la política de unidad nacional ante el terrorismo usando los trágicos hechos de los atentados de Barcelona, implica un traspaso, continuamente negado con armas y bagajes, a un cambio definitivo de política estratégica pasando del binomio de “vieja a nueva política” a formar un “polo del cambio” frente al PP o “polo de restauración”. Lo cual está siendo posible gracias a la victoria de Pedro Sánchez en el PSOE.

Este acuerdo de gobierno con el PSOE ha sido refrendado por un “referéndum” entre los inscritos de Podemos con una pregunta que no cabría en un tweet, del 78 % de los votantes, lo cual abre el camino de la legitimidad más absoluta según sus propias leyes internas. Además, como ya hemos dicho al principio, era de esperar debido a las políticas de alianzas ya alcanzadas con el PSOE en los ayuntamientos. Así, bajo el paraguas del bloque del cambio, es posible decir que no a unos presupuestos unos días y a la semana siguiente aprobarlos. Como dice la canción “depende, todo depende…”.
Dentro de Podemos esta situación ha suscitado la oposición de la corriente Anticapitalistas, que considera una traición al último Congreso de Podemos de Vistalegre II, donde apoyaron, aunque con textos y listas propias, a Pablo Iglesias frente a Errejón. Su error fue que lo que consideraban un cambio estratégico de la posición de Pablo Iglesias, no ha sido más que un movimiento táctico dentro de la lucha por el poder y consiguientemente un error “ingenuo” por parte de los mismos.
Dónde quedan los desahogos del estilo : “Rendirse ante el bipartidismo, aceptar ser su muleta por la vía de la recomposición de su ala izquierda, contribuir al cierre de la coyuntura política por arriba, no sólo es diametralmente opuesto al sentido central del ciclo político en el que se inscribe Podemos, es un auténtico desastre histórico”.

Muy bien, estamos de acuerdo, ¿y qué más? ¿Cómo se está dentro del “sentido central del ciclo político”? Hasta ahora no hay respuesta. Pero lo peor es que esta es la posición que podría ser la más coherente dentro de Podemos, es absolutamente minoritaria y cortocircuitada por una dirección que ya sabemos cómo se las gasta. El resto de los inscritos (me resisto a llamarles militantes) aceptan esta constatación en la práctica de lo que se estaba en el ambiente.
Pensamos que hay que luchar contra la aceptación pasiva de los límites impuestos por el sistema que sólo pueden llevar a una asimilación a la lógica de “gestión eficiente” del Estado y a la domesticación política. No entrar en una dinámica de restauración, por lo tanto, de los mecanismos políticos institucionales de la democracia liberal, en detrimento del impulso de la movilización obrera y social desde abajo.

Naturalmente esto es absolutamente imposible que se haga desde Podemos y la lógica neorreformista que se propone, Incluyendo a la corriente Anticapitalistas, que a la hora de la verdad no da batallas organizadas ni se diferencia en la práctica de la orientación de la dirección. Y si no, ver para creer los comunicados de apoyo de dicha corriente a la manifestación de Barcelona contra el terrorismo yihadista. Hoy más que nunca sigue siendo necesario construir una alternativa de clase independiente del reformismo.