¿Una segunda ola evitable?

Es evidente que las políticas de recortes y de privatización que se han llevado a cabo durante años gobernara el PP o el PSOE tienen una gran responsabilidad en las altas cifras de muertes durante la primera ola de la pandemia. La situación vivida durante esos meses en los que faltaban hospitales públicos, camas de UCI, respiradores, EPI, test PCR y en los que se tuvo que elegir entre salvar a uno u otro paciente han dejado claro que este sistema económico y social no está basado en el interés colectivo sino en el interés de una minoría.

Las políticas llevadas a cabo durante estos primeros 8 meses de pandemia dejan tal y como ya lo hemos ido desarrollando en otro artículos un balance muy negativo. Ayudas a la patronal y medidas restrictivas en el ámbito social mientras que en el mundo del trabajo, en los transportes, en los centros educativos el virus sigue campando a sus anchas y que las ayudas para los y las trabajadoras son irrisorias cuando éstas llegan. Este gobierno al igual que los demás gobiernos europeos han desarrollado una misma orientación: desescaladas y restricciones ligadas a los intereses de los grandes capitalistas y ninguna inversión seria en materia de servicios públicos para poder afrontar la crisis sanitaria.

Decía hace unos meses el director general de la OMS que “ningún país puede controlar la pandemia si no sabe dónde está el virus”. Esto es exactamente lo que ha ocurrido en el Estado Español desde el verano y desde la desescalada express para salvar a los grandes grupos del sector turístico. Ninguna medida seria para saber dónde está el virus y acabar con él. Y de aquellos polvos esos lodos en esta segunda ola, mientras en los países asiáticos el uso de las mascarillas parece ser algo ya del pasado.

Pero entonces, ¿por qué aquí y en los países de nuestro entorno la pandemia sigue golpeándonos tan fuerte mientras en los países asiáticos parece haber desaparecido? Verdaderamente esta diferencia responde al relato oficial de numerosos medios de comunicación: el civismo de la población japonesa o el autoritarismo del gobierno chino. O a caso entran en juego otras cuestiones ligadas a las políticas de prevención y detección del Covid-19. ¿Era por tanto evitable esta segunda ola?

¿Qué situación hay hoy en China?

China, fue el primer país en tener casos de contagios por Covid-19. Casi un año después, la situación ha cambiado por completo. El uso de la mascarilla ya solamente es obligatorio en los transportes mientras que la vida social es a día de hoy completamente normal. Las razones que explican esa situación tienen mucho que ver con la política de detección y de prevención del país asiático. Sorprende por ejemplo como en septiembre, después de llevar 55 días sin detectar ningún contagio, el ministerio de Salud chino informó de que se habían diagnosticado 12 nuevos casos positivos en la ciudad de Qingdao procedentes del extranjero. Se procedió entonces en hacer pruebas de diagnóstico a los 9 millones de habitantes de dicha ciudad con el objetivo de aislar a los positivos y a los posibles contactos estrechos con el fin de contener la posible expansión del virus.

De ese modo, quienes trabajaban con uno de los positivos o vivían en el mismo edificio, se sometieron de inmediato a una cuarentena obligatoria así como los amigos o personas cercanas de los contagiados. De ese modo en 3 o 5 días sabían quiénes estaban contagiados en una ciudad con más habitantes que Madrid, cercando de ese modo al virus hasta acabar con él.

Al contrario, en el Estado Español, vemos como los protocolos sanitarios son cada vez menos garantistas tratando de poner en cuarentena a cuanta menos gente mejor para no distorsionar la actividad laboral. Hay que seguir produciendo pase lo que pase y para eso mantener los centros educativos para que las familias puedan acudir al trabajo. No hay más que ver la evolución de los protocolos sanitarios en los centros educativos. A principios de septiembre se confinaba al conjunto de la clase por un alumnos positivo y ahora ya sólo se aisla en cruz al alumnado sentado más cerca.

Por si todo eso fuese poco, podemos decir sin incurrir en ninguna exageración que los rastreos son casi inexistentes aquí. Por cada contagio se rastrea una mediana de tres personas. Eso es casi lo mismo que nada y conlleva que a día de hoy se desconozcan de dónde provienen hasta el 63% de los rebrotes. Sin embargo, eso no impide a todos los gobiernos (central y autonómicos) de seguir desarrollando un mismo relato. Responsabilizarnos de los nuevos contagios y por tanto de las muertes por juntarnos con nuestros familiares y amigos en lugar de asumir su entera responsabilidad por las políticas llevadas a cabo.

¿Qué ha pasado en el Estado Español?

Según un informe de la revista científica The Lancet, el Estado Español ha errado en la detección y en el aislamiento de casos. En efecto, la desescalada justo antes del verano cuyo objetivo primero era salvar la temporada de verano para el sector turístico fue marcado por una falta de PCR y de rastreadores. De ese modo fue imposible controlar los primeros brotes de julio. Así hemos pasado de apenas 50 contagios y ningún fallecido una semana antes de que se levantara el estado de alarma al día de hoy con más de 25000 contagios diarios y más de 400 muertes cada 24 horas.
En julio, el Estado Español estaba a la cola de Europa tanto en número de test PCR realizados por caso detectado como en volumen de rastreadores para vigilar a los contagiados y a su círculo más cercano. Concretamente mientras que aquí se realizaban entonces 38 pruebas PCR por cada caso detectado en países como Noruega o Irlanda se realizaban respectivamente 454 y 385. No es casual que, Francia, otro de los países más golpeados por esta segunda ola contase sólo con 91.

El Estado Español se situó como uno de los países europeo que menos pruebas hizo para diagnosticar el virus a nivel de países como la República checa (37), Rumanía (23) o Serbia (23).Tal y como se desprende de los informes que llevaron a cabo desde la universidad de Oxford, a través del servicio Our World in Data, los países europeos realizaron de media 161 test por cada nuevo casoregistrado, lo que significa que el Estado Español hizo un 77% menos de pruebas que la media europea.

La responsabilidad de lo que está ocurriendo es 100% de los que nos gobiernan y de la lógica de un sistema económico que no vela por el interés general sino por los intereses económicos de una minoría. ¡Qué no nos responsabilicen de sus políticas!