El 1 de julio, millones de jóvenes y trabajador@s de Hong Kong invadieron el parlamento para exigir la derogación del proyecto de ley de extradición a China. La magnitud, la radicalidad y la determinación de estas manifestaciones han obligado a Carrie Lam, jefa del gobierno de Hong Kong, a abandonar su proyecto. Entrevistamos a Lam Chi Leung, un activista comunista revolucionario de Hong Kong, para tener una perspectiva viva de este movimiento sin precedentes y la politización que está llevando a cabo en la juventud de Hong Kong y China.

Las protestas surgieron después del anuncio por parte del ejecutivo de Hong Kong de la ley de extradición a China, lo que permitió al Partido Comunista Chino arrestar a activistas de Hong Kong como amenaza a la “seguridad nacional”. Para Carrie Lam y la patronal de Hong Kong, ¿cuáles son los objetivos políticos detrás de esta ley de extradición?

Una de las características de los acontecimientos actuales es el hecho de que Carrie Lam prioriza la satisfacción de las demandas del régimen del Partido Comunista Chino, ni siquiera las de los capitalistas de Hong Kong, sobre las del pueblo de Hong Kong. Los capitalistas locales también temen ser extraditados a China continental si ofenden a la burocracia del PCCh. Carrie Lam ha querido despachar la aprobación de esta ley para ganarse la confianza de Xi Jinping.

El régimen del PCCh tiene 2 objetivos principales. El primero es la extradición a tierra firme de burócratas y mayoristas chinos corruptos que han huido a Hong Kong. Antes, el gobierno chino enviaba personas para detener directamente a estas personas y llevarlas de regreso al continente, pero estos métodos fueron criticados, vistos como una violación de su jurisdicción por la policía china.

En segundo lugar, esta ley de extradición está destinada a ser utilizada contra opositores políticos del PCCh en Hong Kong. Quienes critiquen abierta y severamente a los líderes y al gobierno chino, o los mismos hongkoneses que han ayudado a l@s activistas demócratas chin@s a huir a Hong Kong, corren un gran peligro si se aprobara este proyecto de ley. A finales de abril, cuando la ley de extradición estaba a punto de aprobarse, un librero de Hong Kong que pasó más de 8 meses en prisión en China continental, Lam Wing-Kee, decidió huir de Hong Kong a Taiwán. Lam publicó libros sobre la vida privada de Xi Jinping, lo que enfureció al PCCh.

Además, l@s militantes de Hong Kong que apoyan y ayudan a los movimientos sociales, laborales, de derechos humanos o a las ONGs también pueden ser acusados de “subvertir la seguridad nacional” por el régimen chino y enfrentarse a la extradición.

Aunque el colonialismo británico terminó en Hong Kong en 1997, y regresó formalmente a China, la ciudad aún vive bajo el acuerdo de “un país, dos sistemas”: Hong Kong mantiene un sistema legal y político separado distinto del de China continental. Los hongkoneses tienen libertad de expresión y reunión. También están bastante mejor protegidos por una justicia (relativamente) independiente. Si bien China continental aún se encuentra bajo un gobierno autoritario de partido único, donde la gente carece de protecciones legales, la posibilidad de extradición abriría un vacío legal en el que l@s ciudadan@s de Hong Kong podrían ser enviados injustamente a juicio en China continental en cualquier momento.

Vemos que este movimiento asume un alto nivel de confrontación con la policía y expresa un alto nivel de autoorganización. Tod@s hemos visto con admiración la invasión del parlamento de Hong Kong. ¿Puede explicarnos se estructura este movimiento, cuáles son sus referencias ideológicas y las organizaciones que lo componen? ¿Cuáles son los límites y obstáculos que el movimiento debe superar para fortalecerse?

Las manifestaciones masivas que tienen lugar de junio a julio fueron dirigidas por una organización de frente único, el Frente Civil de Derechos Humanos. Está compuesto por más de 50 partidos políticos y grupos de la sociedad civil, principalmente sindicatos, organizaciones de derechos de las mujeres, asociaciones de vecinos, activistas estudiantiles y partidos de oposición. Dicho esto, los 2 millones de personas que se unieron a las manifestaciones no lo hicieron gracias a la autoridad moral del Frente Civil de Derechos Humanos, sino porque se identificaron con la causa contra la extradición.

El intento de ocupar el parlamento el 1 de julio y los intentos anteriores de rodear la sede de la policía fueron organizados por manifestantes más jóvenes y radicales a través de Internet. Este no fue el fruto de la dirección de ninguna organización política. Para escapar de la persecución del gobierno, los jóvenes manifestantes deliberadamente optaron por utilizar telegram u otro software para transmitir la información a corta distancia. Usaron señales con las manos sobre el terreno, cuya efectividad se vio reforzada por la fuerte camaradería que une.

Ni los ciudadanos que se unieron a las manifestaciones ni los jóvenes que participaron en intentos de asedios u ocupaciones tienen una ideología definida. Quizás podrían llamarse “activistas por la democracia”, contra el autoritarismo del régimen RAS / PCC1 (nombre del sistema de excepción que rige Hong Kong), y por la defensa de los derechos humanos y las libertades en Hong Kong, así como elecciones democráticas.

Los “localistas” de extrema derecha que apelaban a “Hong Kong primero” tuvieron una fuerte influencia durante el movimiento de los paraguas en 2014 y durante aproximadamente los 2 años siguientes, pero se debilitaron considerablemente y no se movilizaron en el período anterior al movimiento anti-extradición actual. Sin embargo, todavía tienen un cierto control ideológico sobre los jóvenes. Esto se expresa principalmente en una parte de la juventud por la nostalgia por el régimen colonial británico, el rechazo de l@s chin@s del continente o las tendencias aventuristas en las acciones.

La mayor debilidad del movimiento actual contra la extradición reside en su incapacidad de convertirse en una plataforma de lucha unificada que esté coordinada de manera democrática y responsable. Esto impide que manifestantes procedentes de diferentes orígenes e ideas se coordinen de manera eficaz. Han tenido que actuar solos. Las diferencias de orientación y estrategia a menudo se han expresado unilateralmente en internet en vez de presencialmente.

Por ejemplo, desde el comienzo del movimiento, la gente ha propuesto una huelga política y solidaridad con la lucha de l@s ciudadan@s de Wuhan contra los incineradores y las centrales eléctricas que contaminan. Los defensores de esta idea buscaban tener el apoyo de la gente de China continental para el movimiento de Hong Kong. Estas ideas muy importantes no se han discutido seriamente.

Al contrario, algunos activistas usaron el G20 el mes pasado para pedirle a Trump u otros líderes mundiales que “liberen a Hong Kong”. Sin embargo, tal posición puede interpretarse fácilmente como la búsqueda de apoyo en los gobiernos de EEUU y Europa para presionar a China, subordinando objetivamente el movimiento anti-extradición a los juegos de poder político cínicos de las potencias occidentales. El movimiento se convertiría en un peón en las negociaciones. Esta posición también proporcionaría al régimen del PCCh argumentos para calumniar al movimiento de masas y dividir al pueblo de Hong Kong del pueblo de China continental. Sin embargo, estas estrategias divergentes no pueden aclararse a través de una modalidad organizativa que las reúna.

El movimiento que Hong Kong está experimentando hoy toma la antorcha de la “revolución de los paraguas”, exigiendo el derecho al sufragio universal. La juventud fue muy activa en 2014, pero hubo una ausencia significativa de la clase trabajadora y sus sindicatos. Hoy en este movimiento, ¿cuál es el papel de la clase trabajadora? ¿Existen vínculos que se crean entre la juventud escolar y el mundo del trabajo?

El movimiento laboral de Hong Kong tiene un pasado glorioso. La huelga de los marineros de 1922 y la huelga general de Hong Kong y Cantón de 1925-1926 estremecieron al imperialismo británico, pero el movimiento obrero ha disminuido desde entonces. A corto plazo, no será fácil lanzar una huelga lo suficientemente poderosa como para sacudir a la sociedad.

El sindicato de docentes y el sindicato de trabajo social convocaron una huelga el 12 de junio. Incluso hay grupos de jóvenes que van voluntariamente a barrios comerciales para hacer piquetes. Existe una organización estudiantil, la Coalición para la acción de Trabajador@s y Estudiantes, que llama a l@s trabajador@s a unirse a la lucha contra el proyecto de ley de extradición.
Aunque la huelga no se ha materializado, la idea de huelgas políticas ha provocado una ola de discusiones. Estos fenómenos marcan un avance en relación a lo que fue la conciencia política del movimiento de los paraguas en 2014.

Creo que l@s socialistas revolucionari@s de Hong Kong tienen una responsabilidad crucial. Pueden profundizar en las discusiones sobre las huelgas políticas y guiar las discusiones estratégicas hacia el establecimiento de organizaciones controladas por las propias masas, así como explicar cómo la lucha por la democracia política o civil es inseparable de la lucha por la igualdad económica.

Desde la crisis de 2008, el ejecutivo ha reforzado sus medidas represivas y antisociales contra l@s explotad@s. Más allá de las demandas democráticas, ¿este movimiento también reclama medidas concretas para mejorar las condiciones laborales y de vida de los jóvenes y l@s asalariados? Carrie Lam, jefa del gobierno de Hong Kong, anunció el aplazamiento de la ley de extradición tras la manifestación de 2 millones de personas (en un país de 7 millones). ¿Es esta una victoria para el movimiento? ¿Cuáles son las perspectivas para l@s manifestantes? ¿Qué pasa con la demanda de sufragio universal y derechos democráticos? ¿Dirías que hay una radicalización?

El movimiento actual sigue centrado en un tema, la retirada del proyecto de ley de extradición y la protección de los derechos humanos elementales. Sin embargo, esto ha cambiado recientemente pues se ha añadido la exigencia de elecciones democráticas. La incorporación de demandas para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de l@s trabajador@s y l@s jóvenes dependerá de l@s militantes que reclamen una perspectiva de lucha de clases.

Aunque Carrie Lam solo pospuso y no canceló el proyecto, creo que es poco probable que intente hacerlo nuevamente antes del final de su mandato. En cierto modo, el movimiento ha ganado una victoria parcial, pero empujarlo hasta la caída de Carrie Lam no será fácil. A pesar de que los llamamientos a la huelga obrera y estudiantil no se han materializado, la nueva idea de una huelga política, sus posibilidades e implicaciones, ya forma parte del debate público y hace pensar a las masas. Si el movimiento quiere tener más éxito, debe renunciar rápidamente a su falta de estructuración e insistir en su independencia política.

Creo que la crisis económica y las contradicciones de clase se están extendiendo rápidamente tanto en Hong Kong como en China continental, sin signos de calma a la vista. Incluso si la crisis no va a estallar de inmediato, será extraordinariamente aguda cuando llegue. En la actualidad, l@s jóvenes de Hong Kong y China continental no están politizad@s, pero algun@s han comenzado a recurrir a la política y reflexionan sobre las soluciones que la sociedad necesita. Bajo la burocracia autocrática de Xi Jinping es peligroso para l@s jóvenes y trabajador@s autoorganizarse y comunicarse abiertamente entre ellos. Es casi imposible. Por otro lado, todavía existen espacios privados de intercambio de ideas.

Además, hay signos de que la juventud de China continental está cada vez más interesada en las ideas de revolución y comunismo, en su búsqueda de una alternativa fuera del liberalismo burgués y el maoísmo (estalinismo chino). Incluso hay una minoría que aprueba las tradiciones del trotskismo. L@s socialistas revolucionari@s en Hong Kong siempre han usado la relativa libertad de la ciudad para difundir ideas revolucionarias a l@s jóvenes de China continental.

El trabajo más valioso que podemos hacer en China continental en la actualidad es la tarea fundamental de difundir las ideas del marxismo clásico.