La situación económica en Andalucía

Andalucía es el territorio del estado español junto con Extremadura y Ceuta y Melilla con más paro: 21,8% de parad@s (13,9% en el Estado Español) llegando el paro juvenil hasta el 43,7% (31’7% en el Estado Español) y el paro femenino el 26% (15,9% en el Estado Español). Lo mismo ocurre con la tasa de riesgo de pobreza que lejos de reducirse con la disminución del desempleo, sube ligeramente hasta el 32%. En cuanto a la situación de los hogares, Andalucía se encuentra en el segundo puesto (solo después de Melilla) con mayor dificultad para que las familias lleguen a fin de mes.

Estos datos no son casuales. Son frutos de unas políticas concretas que han llevado al pueblo trabajador andaluz al subdesarrollo económico, al paro y a la precariedad dejando las riquezas en manos de unos pocos. Esa política ha sido llevada a cabo históricamente tanto por la burguesía española como por la andaluza. Que no exista una burguesía andaluza con intereses diferenciados de la burguesía española no significa que ésta no exista y menos aún que ésta no explote a los y las trabajadoras andaluzas. La situación de la tierra en Andalucía y la acaparación de ésta en un puñado de grandes propietarios latifundistas muestran a las claras que ha existido y existe una burguesía andaluza que ha sometido históricamente a la más absoluta miseria a centenares de miles de campesinos invirtiendo su excedente agrario en los centros industriales fuera de Andalucía.

Los planes de la burguesía española y andaluza fueron en todo momento la expoliación económica del pueblo andaluz y la transformación de dicho territorio en un centro de exportación de capital y de mano de obra barata. Con los años, Andalucía se ha reforzado en ser un territorio sin industria real y dónde se desarrolla sobre todo el sector servicios. En la actualidad, el alza del turismo ha producido además un grado de explotación y precariedad en la hostelería donde se asientan los beneficios de las grandes cadenas hoteleras y de restauración.

El 4D en la memoria

Las movilizaciones de masas del 4 de diciembre de 1977 demostraron que estaba en construcción una conciencia nacional que era fruto, por un lado, de la contraposición a las posiciones centralistas del gobierno de la UCD y, por otro, de las profundas desigualdades económicas generadas por el desarrollo capitalista. A día de hoy, esa conciencia nacional en Andalucía está en claro retroceso con respecto a 1977 y a 1980 y no existen movilizaciones de masas entorno a esa cuestión. Esto no significa que no pueda volver a existir y mucho menos que no se haya llevado a cabo una opresión específica al pueblo trabajador andaluz por el lugar que ha ocupado en el desarrollo capitalista internacional que ha llevado a diferentes pueblos a sometimientos específicos similares.

La denuncia que los convocantes de la manifestación del 1D en Córdoba hacen mediante el llamamiento de “Andalucía viva” sobre la dependencia, subalternidad y degradación de nuestra tierra es justa, pero sin embargo adolece de señalar a los culpables de dicha situación. Los y las compañeras de “Andalucía viva” se limitan en responsabilizar a los partidos que han gobernado Andalucía y el estado español pero se olvidan de decir que la situación actual que padece el pueblo andaluz es fruto de un acuerdo entre la burguesía española y andaluza en el marco del sistema capitalista por la defensa de sus intereses materiales.

Obviar esa cuestión no es poca cosa ya que impide ver que la forma de lograr cambiar verdaderamente nuestras vidas en Andalucía pasa por entender que existen riquezas y que hay que expropiar a aquellos que las acaparan. Lo demás es crear ilusión sobre que una mejor gestión de las instituciones andaluzas pueden acabar con la situación de subalternidad del pueblo andaluz.

Para cambiar nuestras vidas hay que expropiar a los ricos y romper con el capitalismo.

Una vez más no hay atajos. Para cambiar nuestras vidas, la cuestión de la recuperación de los recursos económicos en Andalucía debe ir ligada a la cuestión de quién debe controlarlos. Existen riquezas y también andaluces ricos que las acaparan. Solo las 10 mayores fortunas de Andalucía según la revista Forbes acumulan un patrimonio cercano a los 5 000 millones de euros. Las viejas sagas de terratenientes como Mora Figueroa, Beca, Larios, Carranza conviven con ricos de nuevo cuño como Cosentino, Gómez (Mercadona) o Domínguez de Gor (Mayoral).

Una mayor soberanía para Andalucía en abstracto no llevará a cabo un mejor reparto de la riqueza de la misma forma que no asegurará viviendas dignas, la retirada de las bases imperialistas, servicios públicos de calidad, aumentos de salarios, empleos o un reparto de la tierra mediante una reforma agraria integral. El problema es quien detenta esa soberanía. Para ello, es necesario que l@s que producimos las riquezas expropiemos a los grandes latifundistas, a las viviendas vacías de las entidades financieras, a los sectores estratégicos de la economía, que no paguemos la deuda o que nos enfrentemos a los intereses de grandes empresarios. Esto no es un programa de gestión y sólo puede ser llevado a cabo mediante la movilización sostenida de los y las trabajadoras y de la juventud.

Hace ya unos años que desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR venimos defendiendo esa política en el seno de las manifestaciones que conmemoran el 4D. Sin embargo, la tendencia de estas movilizaciones gira año tras año en un discurso que señala cada vez menos a los responsables materiales de la situación que padece el pueblo trabajador de Andalucía creando una falsa ilusión sobre que es posible cambiar el diagnóstico actual de paro, precariedad y pobreza gestionando mejor las instituciones andaluzas.
No compartimos esa orientación y pensamos que ese nuevo discurso va en claro retroceso con respecto al que estaba inmerso en las movilizaciones de masas del 4D de 1977 y que hablaba de reforma agraria, de desterrar el paro y de una autonomía ligada a la cuestión de una sociedad que estuviese al servicio de los intereses de l@s trabajador@s y no de las clases poseedoras hablando de dos Andalucías: una de los terratenientes y capitalistas y otra de l@s trabajador@s, parad@s y jóvenes.

No fue casual que el entonces presidente de la Junta de Andalucía por el PSOE, Rafeal Escuredo, se viera obligado a afirmar en 1980 que el Sí al referéndum del 28F no significaría ningún cambio en la situación de la tierra y del modelo de sociedad: “se está jugando con el miedo y la mentira. Se ha dicho… que pretendemos colectivizar la región y que en Andalucía está en juego el modelo de sociedad que preconiza la Constitución”. Por nuestra parte abogamos por retomar dicho discurso para conmemorar de ahora en adelante las movilizaciones del 4 de diciembre.