¿Por qué rompen?

En una entrevista a Viento Sur (16/02/2020), Teresa Rodríguez contestaba así a la pregunta de por qué deja Podemos Andalucía: “Porque necesitamos un sujeto propio andaluz” para “poner legítimamente en el centro de la política española nuestras necesidades y asuntos” tal y como hacen “catalanes, vascos, gallegos, canarios, valencianos, cántabros y hasta turolenses”. Insiste por tanto en la cuestión del sujeto propio andaluz sin concretar ninguna delimitación estratégica de ruptura, centrándose en lo institucional, dejando entrever que la situación de precariedad del pueblo trabajador andaluz depende en gran medida de que en el Congreso haya o no representación de diputad@s andaluces.

En esa misma entrevista, Teresa Rodríguez también alude a la cuestión del gobierno de coalición entre PSOE y UP como un elemento central de ruptura con Podemos aunque por otro lado afirme que ve a Adelante Andalucía “como una casa común” en la que tengan cabida tanto Anticapitalistas como Podemos Andalucía, IU o Más País. Por tanto, al mismo tiempo que Anticapitalistas sale de Podemos Andalucía, éstos deciden construir a partir de ahora el proyecto de Adelante Andalucía “como proyecto político de movilización, con campañas propias, de trabajo en los barrios, en los pueblos de Andalucía, en las comarcas” con las mismas organizaciones que conforman Unidas Podemos y que componen el actual gobierno central.

Es cuanto menos sorprendente que la propuesta de alternativa política efectuada por Anticapitalistas en Andalucía sea, en lo concreto, construir un espacio político común con partidos que componen el gobierno de Sánchez imposibilitando de facto cualquier tipo de política de independencia con respecto a las políticas de dicho gobierno.

¿Qué hay detrás de este giro táctico?

Teresa Rodríguez y su equipo siguen pensando en clave institucional y electoral. La explicación de la presente ruptura reside en la convicción de que así afrontarán mejor las contiendas electorales del futuro al no verse identificados con el actual gobierno y responsabilizados con sus políticas. Sin embargo, la orientación de construir frentes amplios para alcanzar las instituciones sin una delimitación política de ruptura con el sistema capitalista sigue presente. Por esa razón Anticapitalistas no tiene ningún reparo en defender que Adelante Andalucía esté compuesto además de por ellos, por Podemos Andalucía, IU e incluso… por Más País de Íñigo Errejón.

Toda una declaración de intenciones que deja patente que la brújula de Anticapitalistas no es construir una herramienta para reforzar la movilización y ofrecer una alternativa política y de clase al gobierno de Sánchez-Iglesias sino evitar que el desgaste del futuro gobierno le sacuda también a ellos. ¿O acaso alguien piensa que es posible mantener un discurso alternativo al gobierno central, construir y reforzar la movilización por la derogación de las reformas laborales, del pensionazo, por la nacionalización de los sectores estratégicos, por la prohibición de los despidos, por la reforma agraria, por el derecho a decidir de los pueblos, por la expropiación de las viviendas vacías en manos de los bancos desde una organización, Adelante Andalucía, que engloba a partidos que apoyan a dicho gobierno o que gobiernan directamente con el PSOE?

El balance de Podemos, 6 años después de su creación, tiene que permitirnos sacar conclusiones para el futuro próximo. Las direcciones de ese tipo de organización sólo piensan en claves institucionales y en ocupar el espacio electoral dejado libre gracias a la evolución social-liberal del PSOE. En ese sentido, no pretenden construir organizaciones militantes que reforzando las luchas de hoy, por los salarios, la vivienda o los servicios públicos, responsabilice al sistema capitalista y abogue por superarlo. Al contrario, sólo pretenden, en el marco establecido, gestionar dicho sistema.

Un nuevo Podemos original no solucionará nuestros problemas: hay que reagrupar a los sectores políticos, sindicales y sociales que están dispuestos mediante la movilización a enfrentarse a los intereses de los ricos y a superar el capitalismo

Cuando Syriza acató las políticas de austeridad de la troika, Anticapitalistas habló de volver al Syriza original. Hoy, hacen lo mismo con Podemos, después de que éste haya entrado a gobernar con el PSOE. Sin embargo, tanto el Syriza original como el Podemos original son responsables de que uno acabara aplicando las políticas austericidas en Grecia y de que otro haya acabado gobernando con el PSOE en el estado español. El origen de ambas organizaciones mantiene un hilo conductor con lo que han acabado haciendo: asumir como una vía factible para cambiar nuestras vidas la gestión más “humana” del sistema capitalista sin enfrentarse a los intereses de los ricos. Esa vía ha demostrado, una vez más, que nos conduce a un callejón sin salida, que refuerza el propio sistema a la vez que genera desilusión y fortalece a medio plazo a la extrema derecha.

Por todo ello es preciso asumir que para cambiar la vida de los y las trabajadoras, con o sin empleo, y de la juventud es necesario enfrentarse a los intereses de los capitalistas. No se puede responder a la cuestión de la tierra en Andalucía sin hablar de reforma agraria y de expropiación de los terratenientes, no se puede prohibir los despidos sin señalar los grandes beneficios de las empresas, a la vez que no es posible defender los servicios públicos sin enfrentarse al pago de la deuda, o al igual que no es posible luchar contra el cambio climático sin enfrentarse con los intereses de las 100 empresas responsables del 71% de las emisiones contaminantes.

Para ello es imprescindible la movilización sostenida de nuestra clase social. Las conquistas sociales no son fruto de programas electorales sino de manifestaciones y de huelgas que obligan a la patronal y a los gobiernos a tener que ceder parte de sus beneficios. Hay que construir un frente social que nos permita ir en esa dirección. Todas las organizaciones políticas, sectores sindicales y frentes de lucha que defendamos dicha perspectiva, tenemos la responsabilidad de proponer una hoja de ruta para la movilización gobierne quien gobierne y de defender la perspectiva de otra sociedad en la que los y las que producimos las riquezas seamos los y las que decidamos sobre todo.