Comunicado de Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR
Tras el primer impacto inicial, es necesario comprender lo que ha podido pasar en los Estados Unidos para que un productor de telerrealidad racista, misógino, escéptico con el cambio climático, a favor de la tortura y antiabortista haya sido elegido presidente.
¿Cómo es posible que un multimillonario sin escrúpulos, que impide cualquier sindicalización en sus empresas, pone sus sociedades al abrigo de los paraísos fiscales y no paga impuestos desde hace años haya convertido en el heraldo de una Norteamérica blanca y desclasada y ganar cuando todas las encuestas señalaban que era imposible?
La segunda pregunta que viene inmediatamente después a la mente es por qué Clinton ha perdido millones de votos en relación a Obama. Es quizás porque la candidata demócrata más estrechamente ligada a los negocios prometió continuar con la política anterior, la que ha llevado a la desindustrialización de toda una parte del país, la que ha provocado una creciente desigualdad entre una minoría opulenta y una mayoría cada vez más pobre. Ha sido ella la que ha hecho que los bancos que habían sido responsables de la crisis de 2008 renueven sus beneficios y distribuyan bonificaciones obscenas.
Su compromiso con el libre comercio, responsable en el mundo de mucho desempleo y pobreza, ha desanimado a muchos votantes tradicionales del Partido demócrata a votar por ella. Sin olvidar que el nombre de Clinton recuerda a gran parte de la población norteamericana su política carcelaria, que ha conducido a miles de negr@s a prisión, lo que recuerda Black Lives Matter, el movimiento creado tras los asesinatos de afroamerican@s por la policía.
Es cierto que no hay nada bueno que esperar de este nuevo presidente, y que ninguna de sus demagógicas promesas tiene visos de proteger a l@s más débiles ni se realizará. Al día siguiente de su elección general Motors anunciaba, además en forma de provocación, la supresión de más de 2000 puestos de trabajo. Es cierto también que ha abierto las puertas a más actos e incluso ataques racistas. Sólo hay que ver cómo el Ku Kux Klan se ha envalentonado anunciando una manifestación el próximo 4 de diciembre en Carolina del Norte para festejar la victoria de Trump.
Por otra parte, no hay nada bueno que esperar por parte de Hillary Clinton, dedicada por completo al mundo capitalista, a mil millas de las preocupaciones de la mayoría de la población. Tanto ella como Trump son enemigos de la clase trabajadora norteamericana que está en lucha estos últimos años. Por esto mismo caen en el vacío los lamentos de quienes desde allí y al otro lado del Atlántico claman contra el “populismo de extrema derecha” lo provocaron y agigantaron.
Por eso que este circo electoral disgusta cada vez a más trabajador@s. La abstención ha sido masiva, sobre todo entre los sectores más desfavorecidos de la población. Si los populistas demagogos como él puede ganar contando lo que sea, se debe en gran parte a la política llevada a cabo por las últimas administraciones estos últimos años: desregulaciones de derechos sociales, regalos suntuosos a los patrones sin ninguna contrapartida, paro masivo, etc.
Se confirma así la necesidad de una total independencia de clase y de los demócratas para la izquierda revolucionaria, así como la urgencia de construir una izquierda al servicio de las luchas obreras, antiimperialista y antipatriarcal, al lado de las minorías raciales y l@s oprimid@s. Creemos que Socialist Action, la organización con la que tenemos vínculos a nivel internacional, va en ese camino.
Desde estos días atrás decenas de miles de personas marchan en todo Estados Unidos contra Trump. Tienen razón a la hora de hacer visible que no van a dejar que haga nada. Porque si no se lucha, si no se impone por nuestra fuerza colectiva acabar con 30 años de políticas antisociales, nadie lo hará por nosotr@s.