La policía griega reprimió violentamente a cientos de refugiad@s que trataban de cruzar la frontera hacia el norte de Macedonia. Al mismo tiempo, en Atenas, se evitaba que se dirigiesen hacia el norte cerrando la estación de tren de Larissa. Esta semana consiguieron que se oyesen sus voces en los medios, tras una oleada coordinada en la que un grupo trató de abrir camino hacia el norte a través de la frontera con Macedonia, alertado por el falso rumor de una inminente apertura.
En los últimos 3 años y medio, l@s refugiad@s ya asentad@s en Grecia (en su mayoría procedentes de Oriente Medio) han tenido que afrontar una horrible nueva situación. Bajo el control de las políticas migratorias de la Unión Europea y su acuerdo con Turquía, firmado de forma entusiasta por el gobierno griego, las fronteras nacionales han sido cerradas, dejando a cientos de inmigrantes bloquead@s en espantosos campos por toda Grecia. Moria e Idomeni pasarán a la historia como lugares de hacinamiento y cárcel para miles de personas atrapadas en este paso hacia Europa central.
Quienes permanecen allí ven cubiertos sólo los aspectos más básicos para la supervivencia, con fondos provenientes de la UE a cuentagots, y en colaboración con asociaciones benéficas y ONGs. Esta ayuda humanitaria está muy lejos de ser suficiente para hacerles la vida más soportable a l@s refugiad@s; la prueba está en el alarmante aumento de suicidios y/o tentativas de suicidio en menores de hasta 10 años en los campos como los anteriormente citados. Es duro e inimaginable pensar en las condiciones en las que actualmente sobreviven estas personas.
Ahora una vez más el gobierno griego de Syriza, en amigable colaboración con la UE, vuelve a reprimir violentamente al movimiento migrante. En Atenas, se les impidió viajar en tren en dirección a la frontera norte, un hecho que no tiene precedentes, teniendo en cuenta que estas personas compran sus billetes como el resto de l@s pasajer@s y además la línea no atraviesa ninguna frontera internacional. En la frontera con Macedonia la policía volvió a cargar contra familias y muchos menores, con tan sólo unas pocas posesiones a modo de equipaje, apostadas en el campo de Diabata.
La valentía y el arrojo de quienes no tienen ya nada que perder tras haber cruzado el Mediterráneo y el control de fronteras de Europa en 2016, puso a la burguesía europea en alerta roja. Desde entonces, la amenaza de la extrema derecha se cierne sobre toda la periferia europea. La UE ha suscrito nuevos acuerdos con Turquía para evitar la llegada de refugiad@s a Europa. La existencia de sistemas de transporte ilegales, que les despojan de sus pertenencias, y las terribles y violentas actuaciones de las patrullas de frontera griegas y del Frontex intensifican la desesperación de estas personas.
La gravedad de la situación que provoca la violencia del capital debe hacernos recordar a quienes nos consideramos revolucionari@s e internacionalistas que la lucha por la emancipación debe darse hoy, no podemos esperar a que las condiciones sean más fáciles o idóneas. La primera consideración que debemos tener en cuenta en nuestras acciones de solidaridad internacionalista es la imperiosa necesidad de luchar por ofrecer libertad de tránsito y residencia y apertura de fronteras para ayudar a toda esta gente en peligro.
Mensaje de l@s refugiad@s apostad@s en la estación de tren de Larissa
Queremos informarle de que las vías han sido cortadas por la dirección de la estación y no por l@s refugiad@s que estamos presentes aquí.
Tod@s l@s aquí presentes tenemos nuestr@s identificaciones y los tickets necesarios para viajar hasta Tesalónica. También tenemos el permiso de residencia validado para estar en Grecia.
Queremos informarles también de que la actitud, tanto del gobierno griego como de la dirección de la compañía ferroviaria, es completamente racista. Queremos abandonar el país ya que Grecia no tiene el poder de acoger a tantas personas.