Ni llorar, ni reír, sino comprender

Son muchos los debates que actualmente se están dando sobre el nuevo gobierno de Pedro Sánchez. Los ataques durante la investidura por parte de la derecha y de la extrema derecha apelando a la unidad de España, a la bandera y a la Monarquía han provocado un alivio en mucha gente al ver que estos energúmenos no han entrado a la Moncloa. Sin embargo, esto que es comprensible, no debe impedirnos analizar con frialdad el tipo de gobierno que acaba de constituirse.

En 2011, se escuchaba a menudo en las manifestaciones del 15M: “PSOE, PP, la misma mierda es”. Esa consigna no significaba en absoluto que los y las que allí nos manifestábamos no fuésemos capaces de ver la diferencia entre el electorado de una y otra organización o que no existiesen diferencias en cuestiones como los derechos LGTBI o el derecho al aborto. Sin embargo, sí sabíamos que en materia económica y social, las políticas llevadas a cabo tanto por el PSOE como por el PP eran las mismas.

Unas políticas antisociales que han golpeado fuertemente a la clase trabajadora con o sin empleo y a la juventud. Rescates bancarios, reforma de la Constitución española para blindar el pago de la deuda, recortes a los servicios públicos, pensionazos, reformas laborales para precarizar, abaratar y facilitar el despido, aumento de las desigualdades entre hombres y mujeres, desahucios y represión a sindicalistas y a activistas… Ese ha sido el balance de ambos partidos durante estos años. Gobernar para los ricos.

Ése es el PSOE. Y no ha cambiado ni tampoco Podemos va a cambiarlo al igual que IU tampoco lo hizo antes. Al contrario, lo más probable es que Unidas Podemos sea quien acabe asumiendo las políticas del PSOE al igual que ya le pasó a IU en el pasado. No se trata aquí de ser aguafiestas sino de analizar y comprender que experiencias de este tipo ya han existido y que el resultado siempre fue el mismo. Políticas antisociales por parte del PSOE mientras que su socio de gobierno las justificaba a la vez que las aplicaba por supuesto “imperativo legal” al mismo tiempo que hacia lo posible por desmovilizar las calles para no encontrarse con una oposición por la izquierda que tratase de dar una alternativa diferente a su política del mal menor y del posibilismo.

Avances que no nos retrotraen ni a 2008, situación previa a la crisis capitalista

Sabemos que puntos del acuerdo programático de este nuevo gobierno son avances para nuestro bando social. Sin embargo, son avances muy poco significativos que no responden a las expectativas de las grandes movilizaciones de estos últimos tiempos y que no nos devuelven ni a la situación previa a la crisis capitalista.

Sin ir más lejos, el aumento de la pensión del 0,9% sólo supone, para la mayoría de los pensionistas que cobran las pensiones más bajas, un aumento de entre 1,35 y 6,75 euros al mes. Una limosna, y ni hablar evidentemente del pensionazo de Zapatero que supuso el aumento de la edad de jubilación a los 67 años. Algo parecido ocurre con la subida del SMI de 50 euros que no invierte la tendencia generalizada de que el poder adquisitivo de los y las trabajadoras siga 8 puntos por debajo del de 2010.

Lo mismo ocurre con cuestiones relacionadas con la vivienda en la que el control de los alquileres se deja en manos de la buena voluntad de los ayuntamientos, con la derogación de algunos aspectos de la reforma laboral de Rajoy sin mencionar la de Zapatero, que ya facilitaba y abarataba el despido, o con el mantenimiento del artículo 135 de la Constitución española que PSOE y PP pactaron en verano de 2011 privilegiando el pago de la deuda a cualquier otro gasto del Estado.

Tenemos que asumir nuestras responsabilidades

En materia de derechos democráticos del pueblo catalán, tampoco se prevé ningún avance. El marco de cualquier negociación sigue siendo la Constitución española que niega el derecho de autodeterminación de los pueblos imponiéndole la inviolable unidad de España. Vaya, que de votar en un referéndum pactado con el Estado, nada de nada.

Por todo ello, tod@s aquell@s que vemos todos esos riesgos debemos tomar nuestras responsabilidades. Sólo podemos y debemos confiar en la movilización de quienes padecemos la crisis capitalista para revertir nuestra situación y arrancar nuevas conquistas sociales. Nuestro bando social no debe esperar sin más a ver qué hace este nuevo gobierno. Debemos ser proactivos y exigir en la calle y en nuestros centros de estudio y de trabajo un programa de urgencia social que cambie verdaderamente nuestras vidas.

Eso pasa inevitablemente por enfrentarse a los intereses de los capitalistas. Hay dinero, pero lo acaparan los de siempre. El número de millonarios aumentó un 470% en el Estado Español en los últimos 9 años, concentrando el 10% más rico de la población española más riqueza que todo el 90% restante.

Se trata de cambiar una sociedad injusta que se rige entorno a la búsqueda del máximo beneficio de una minoría. Para reforzar esta posición y darle mayor visibilidad es importante reagrupar a todos los sectores sindicales o políticos que defienden esa perspectiva con el fin de intervenir de manera conjunta en la situación política y social actual. En ese sentido, desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR estamos organizando mesas redondas con otras organizaciones con el fin de debatir y de tratar de lanzar propuestas que nos permitan unificar a nuestro bando social frente a las políticas antisociales las lleve a cabo quien las lleve.