manifestacionguayanaDepartamento francés despreciado por los medios de comunicación, la Guayana francesa hizo estallar su enfado con una huelga general indefinida el 27 de marzo. En este departamento de ultramar miles de personas no tienen acceso a la electricidad y al agua corriente, las clases están masificadas y hay falta de docentes, la asistencia sanitaria es insuficiente y la cesión de un centro quirúrgico a un grupo privado fue un escándalo tal que la ministra de Sanidad tuvo que dar la cara. No es de extrañar que el colectivo Pou Lagwiyann dekolé (Para que la Guayana despegue) considere que sus habitantes son tratados como ciudadan@s de segunda categoría.

El paro alcanzó su máximo con un 23% de la población activa, un 44% entre los 14 y 24 años, que representan la mitad. Sus jóvenes están condenad@s al exilio y entre un 60-70% de l@s estudiantes no encontrará nunca trabajo. El precio de los productos de uso común es el doble que el de la metrópoli. La crisis habitacional es crónica, el precio de la propiedad se ha disparado a 2500 m2 y los barrios marginales crecen a la misma velocidad. Sin embargo se construyeron muchas villas de lujo: la burguesía de la Guayana es la más rica de Francia.

Esta huelga en una excolonia recuerda al de las Antillas en 2009, donde la movilización duró más de 40 días contra la “pwofitación”, encabezada por la LKP (Unión contra los explotadores). El paralelismo que se impone es que las huelgas obreras constituyen la columna vertebral de todo movimiento. El motor de lucha actual expresa el sentimiento de haber sido abandonados, menospreciados por el poder de París. ¡Ninguna ley social ni derecho se aplica igual en la Guayana y en la metrópoli!

Pero deshacerse del colonialismo no ha significado que la lucha deba ser primero nacional y luego social. Muy al contrario, significa que en el combate por un estatus que da autonomía de gestión, si l@s trabajador@s ocupan el lugar que les corresponde en la revuelta y se enfrentan a los hábitos, mentalidades neocolonialistas y racistas, no deben separarlo de la lucha por profundas transformaciones

Esta sociedad colonial es también un islote de riqueza en el océano de miseria circundante. Ls Guayana igualmente tiene el nivel de vida más alto de América del Sur, muy superior al de sus países vecinos, entre los que están las otras dos Guayanas y Brasil. Esto atrae una inmigración cada vez más importante: la procedente de Haití representa un tercio de la población. Es una sociedad compuesta por 30 nacionalidades y un 30% de inmigrantes, en su mayoría clandestin@s.

El 27 de marzo la Unión de Trabajador@s de la Guayana, UTG, central sindical mayoritaria en el país, llamó a la huelga general. En realidad ésta era ya efectiva desde una semana antes y la UTG no hizo más que accionar desde atrás un movimiento que ya se había expandido a toda la población los días 20 y 21 de marzo. L@s trabajador@s de Endel, en huelga en el conjunto de Francia por el aumento de sus salarios, decidieron boicotear el lanzamiento del cohete Ariane, y al mismo tiempo l@s de iluminación EDF entraron en huelga el mismo día.

Con l@s trabajador@s del hospital de la Cruz Roja de Kourou, en lucha contra su cesión a un grupo empresarial, levantaron una barricada en la entrada de la base espacial de Kourou. Al día siguiente, el colectivo de los 500 hermanos decidió echarles una mano y fue entonces cuando las barricadas se generalizaron y la huelga general de facto entró en vigor. Sin embargo, aunque est@s trabajador@s han sido la columna vertebral de la huelga y están en su origen, la cabeza del movimiento estaba en el descontento de transportadores que habían bloqueado el puerto comercial desde la visita de Segolène Royal el 16 de marzo.

También hubo otras acciones de protesta por parte de la patronal impulsadas por la MEDEF de la Guayana, pequeñas y medianas empresas, la federación de operadores mineros y las 3 cámaras consulares en protesta por el retraso en la firma del “pacto de futuro” de dos millones de euros prometido por Hollande. Casi a la vez, las instalaciones de la dirección de agricultura fueron bloqueadas por agricultor@s que denunciaban que no llegaban las ayudas. Esta firma con el gobierno no era más que el complemento de ultramar del programa de regresión social que traía bajo el brazo la Loi Travail.

Por su parte, la movilización popular se organizó desde el 21 de marzo alrededor de múltiples colectivos: estudiantes de instituto, grupo de nativ@s american@s, contra el saqueo de oro, comerciantes, agricultor@s. Estos grupos emplearon como medio de acción las barricadas, lo que magnificó visualmente sus protestas y dio un carácter de radicalidad sin precedentes.

En el colectivo Pou Lagwiyann dekolé (Para que la Guayana despegue), a la cabeza del movimiento y que tiene el mérito de haber rechazado presentar diputados a las elecciones, se han reencontrado desde el principio 18 de estos particulares colectivos, pero éstos están representados en sentido inverso a su lejanía geográfica e institucional de los lugares de decisión. Así, la patronal, bautizada eufemísticamente como “social-profesionales”, ha estado desde un primer momento representada. Luego, tras pedir el levantamiento de barricadas una vez que conseguía lo que quería, se retiró discretamente simplemente mostrando solidaridad.

Bastantes reivindicaciones del 27 de marzo conciernen a l@s trabajador@s indirectamente: la construcción de 5 institutos, 10 colegios, 500 clases de primaria, carreteras, créditos para los hospitales, etc. Sin embargo no hay ninguna reivindicación de aumentos de salarios, mínimas sociales, mejoras de las condiciones de trabajo y de vivienda, contención de los precios, etc.

Con la implicación de la población inmigrante y las barricadas las cosas han evolucionado: el movimiento ha unificado a la población pobre contra las divisiones raciales, incluso el colectivo de los 500 hermanos remitió sus declaraciones antimigratorias. Aunque la radicalidad ha crecido en torno a la identidad, la “guayanité” y la exigencia de autonomía, ésta ha tomado un tinte cada vez más social tras el abandono y deserción de la patronal y la toma de conciencia de sus intereses de las y los trabajadores.

Al cabo de un mes en huelga general, l@s habitantes de la Guayana obtuvieron a finales de abril el compromiso por parte del estado de 3 millones de euros en inversiones públicas que irán directamente a mejoras de las infraestructuras, sanidad y educación. La patronal local, que había tomado la iniciativa de la movilización junto a los llamados 500 hermanos antes de renegar del movimiento, ha intentado en vano atraer la victoria a su favor. Pero las manifestaciones de masas, las barricadas y la cesión del estado han alentado las luchas. En educación, por ejemplo, un comité de huelga de 20 miembros con estudiantes, padres, madres y trabajador@s de la educación dirigirá los cambios legislativos en el departamento.

La huelga general y las manifestaciones continuas han puesto de relieve la situación de un territorio dominado por el colonialismo francés, pero sobre todo han demostrado que la lucha paga. Es a través de una movilización inédita en estos territorios así como en la metrópoli con la que se derribará el poder del estado francés que explota a l@s trabajador@s y los pueblos como en las actuales y antiguas colonias.