La subida de un 27% de la luz en plena ola de frío ha vuelto a sacar a la palestra un tema ya recurrente para nuestros hogares: la factura de la luz es inasumible para muchos, las actuaciones de los gobiernos totalmente contrarias a los intereses de los más humildes y el mercado de la luz y la energía una mina de oro para la burguesía española y europea.

Un cuento de nunca acabar: las privatizaciones en el estado español y la UE

Desde la crisis del petróleo, la Unión Europea adoptó una línea política neoliberal de privatización de los servicios públicos como modelo de hacer beneficios con aquellas actividades económicas que hasta el momento estaba asumiendo el estado y podían dar beneficios en el mercado. Múltiples empresas y servicios públicos se privatizaron y se siguen privatizando aquí y por toda Europa tanto por gobiernos de derechas como por gobiernos de “izquierdas” (correos, telefónica, Repsol, servicios bancarios SEAT, Transatlántica de transporte marítimo, AENA, Marsans viajes y un largo etcétera)

En el estado español, el caso de la energía eléctrica y en concreto de Endesa es el arquetipo de proceso privatizador. Una empresa pública líder en facturación y beneficios, que ofrece un servicio público relativamente barato y que en menos de 30 años acaba siendo privatizada para ofrecer un servicio mucho más caro, ingresar mucho menos dinero al estado y acoger como asesores a diferentes ex gobernantes como contrapartida.

Endesa, en el año donde se decide sacar el paquete público de acciones al mercado abierto (privatización), tenía unos beneficios anuales de 300 millones de euros anuales, mientras que el precio de la luz era menos de un cuarto de lo que es hoy. El BOE publicaba el precio de consumo de Kilovatio por hora en 4’67 pesetas para 1981 (menos de 3 céntimos) mientras que en 2021 se estima mediante el mecanismo de mercado en 12 céntimos el kilovatio.
Además, la factura de la luz ha tenido aún una subida superior a causa de diferentes cargos. Uno de los más importantes es fruto de una política del ex ministro en época de Aznar, Rato, que para disimular el alza de precio que produjo la privatización decidió decretar que la luz solo podía subir un 2% en la factura y el sobrante se convirtiera en deuda pública a pagar a entidades financieras con los correspondientes intereses en facturas futuras. El montante de esta deuda llegó en 2014 a ser de 30.000 millones de euros.

La vieja costumbre: socializar pérdidas, privatizar beneficios

Pero la estafa no acaba ahí… no solo tenemos una de las facturas de la luz más caras de Europa tras privatizar, la empresa pública más rentable del Estado y convertir en deuda pública los ingentes beneficios privados (en 2014 la Endesa ya privatizada batía el récord de reparto de dividendos de la historia del IBEX 35 hasta esa fecha, 14.000 millones de euros), sino que además el proceso privatizador no ha hecho, ni hará, que el mercado de la energía sea “competitivo”.

Las famosas “subastas” donde ahora se decide el precio de la luz oscilan con el único objetivo de beneficiar a un grupo de empresas que acumulan más del 80 % de la producción de energía y del 60% de la facturación. Hablando claro, en este mercado son las mismas empresas las que se “venden los kilovatios” que luego pagamos todas y todos en nuestras casas, pudiendo modificar en momentos de alto consumo su precio (como ha pasado en las últimas fuertes olas de frío) o produciendo bajadas puntuales del precio para echar a empresas más pequeñas del sector y dificultar la competencia a corto plazo de energías renovables…
“Disparar la factura de la luz solo demuestra la codicia de las eléctricas. Si el gobierno lo consiente será cómplice”

Con estas palabras publicaba Pablo Iglesias un tweet en 2017. El actual ministro de Consumo, Alberto Garzón tampoco se quedaba atrás y afirmaba que “El PSOE tampoco ha hecho nada. Cuando un partido se calla ante semejante escándalo es porque tiene intereses” En esta ocasión, ambos comparten gobierno con el PSOE. Su intervención política con respecto a la subida de la luz se está limitando en hacer declaraciones afirmando que es posible tener una empresa pública de energía pero que el PSOE no quiere. Y ¿qué esperaban?

¿Acaso el PSOE responsable de hasta 80 operaciones de privatizaciones bajo el mandato de González y otras cuantas con Zapatero iba ahora a revertir dichas políticas? Afirmar desde puestos de gobierno que no comparten la posición del PSOE no puede eximir de responsabilidad a Unidas Podemos. Patalear en los medios de comunicación no rebajará el precio de la luz de los y las trabajadoras. La movilización de los que las sufrimos sí. Pero claro, no se puede estar en misa y repicando.

No hay recetas mágicas: auditoría, nacionalización bajo control de l@s trabajador@s y usuari@s y criterios ecológicos. Movilización en las calles para conseguirlo

Corría la Navidad de 2019 cuando en plena huelga contra la Ley Trabajo en Francia, trabajador@s de la Empresa de Electricidad de Francia (EDF) decidían cortar el suministro a grandes empresas y comisarías de policía a la par que restablecían el suministro a barrios desfavorecidos o dejaban de facturar sus cuentas. Quizá ésta haya sido la única bajada del precio de la luz efectiva para nuestra clase social en Europa en este siglo…

Para bajar el precio de la luz y poder vivir de manera digna no hay atajos, hay que enfrentarse a los que se lucran con nuestra factura de la luz en plena ola de frío. Y para eso las buenas palabras sirven de poco. Solo la movilización y la lucha sostenida y masiva de los y las que sufrimos esa situación puede revertir semejante despropósito.

Es necesario que l@s trabajador@s que sufrimos para pagar la luz mes a mes junto con aquellos que a causa de las privatizaciones de empresas como Endesa han visto empeoradas en gran medida sus condiciones de vida nos unamos para reclamar algo más que una bajada drástica del precio de la luz. Se están dado respuestas en la calle en numerosas ciudades del Estado. Hay que coordinarlas y hacer una auditoría de cuentas a todas las empresas que conforman el oligopolio del mercado energético para saber de una vez cuál es el coste real de producción y cuál es la parte que solo va a engordar los bolsillos de políticos ahora consejeros, accionistas y entidades bancarias.

Estas entidades, por otro lado, aún siguen sin devolver un rescate de más de 50.000 millones de euros. Hemos de unificarnos para luchas por la nacionalización de éste y de más sectores estratégicos para que nunca más pueda haber un sobrecoste con algo tan esencial como la energía a la par que decidimos qué modelo energético implantamos en base a las necesidades de la población y el medioambiente y no a los beneficios de una minoría que antepone su riqueza a las necesidades más básicas de muchos hogares. Esa debe ser la tarea de todas las organizaciones políticas, sociales y sindicales que se oponen en la práctica a la subida de la luz.